jueves, 11 de febrero de 2016

Relatos de una bodeguita muy particular-



 

 
 
 
Me invitaron hace unas semanas a  una bodeguita que tiene su particularidad... El primer particular es quien la regenta, un señor llamado Miguelito,  bajito de 1,50 de altura, sesenta y algo de años,  delgado, con gafas, orejas despejadas habla poco y observa mucho a la clientela.
 
La siguiente particularidad es el publico que la frecuenta. Personas de ambos sexos, que terminan sus trabajos o hacen  un paréntesis y van a tomar un mosto fresquito por 0.50 la copa, chicharrones y montaditos de pringa, muy buenos, siempre acompañados de cacahuetes con cascaras en unas canastitas muy graciosas...
 
El siguiente particular,  es un señor..., muy mayor..., que toca la caña rociera que parece haber nacido con ellas en las manos. Esas manos muy curtidas y llenas de arrugas, pero nadie lo diría si cerraran los ojos al oírla tocar.
 
El publico es para observarlo con atención, pero con mucha atención, mujeres interesantes, con formación,  al igual que los hombres,  - no todos - porque algunos, parecen que el titulo universitario se lo hubiesen dado en una tómbola, algo primitivos, la verdad. José Juan, es uno de ellos que nunca le escuché su tono de voz, andante por la oficina como un fantasma sin ni siquiera hacer ruido mientras se movía de un lado para otro en busca de papeles impresos en la fotocopia mientras trabajaba y cuando lo vi ayer en la bodeguita, no paraba de mirarlo a parte de tener voz, se hacia el gracioso, jovial como si tuviera 15 años..., cuantas caras tenemos en función del sitio en donde estés y con quien. El señor de la bodeguita, Miguelito, esta enamorado platónicamente de una amiga mía llamada Laura, todo es poco para ella, le acerca delicadamente la servilleta, le pone un buen plato de  chicharrones y hasta cierra su negocio en función si ella se queda mas tiempo o menos, que curioso esto del amor, cuantos matices, cuantas formas de demostrarlo.  Luego esta Julio, hombre de unos 45 años, que debió tener una niñez muy restringida por que solo y exclusivamente ve culos, tetas y los chistes que cuenta es siempre de lo mismo y si te enseña una foto en su móvil es un culo gordo, Se salva porque es buena persona, pero claro..., hay que entenderlo..., porque el mosto se sube a la cabeza...., y ese hombre..., vamos que tienes que estar con una barrera constantemente echándola a bajo porque se embala como un toro. Quien lo entiende de verdad es Laura. Laura , sólo lo mira y lo pone firme como si se tratase de un capitán general y él  un pobre soldado novato.... Jajajajaja!!!!!

Luego hay otros.., Mario el perito agrícola que cuando el mosto hace efecto, se cree que todos se llaman igual que él... Jaime..., mas bien callado, atractivo, mas o menos del gremio que la frecuenta, mas normal, observador, lector, va a lo suyo y comparte un rato de charla con todos. Hay mas gente que seguiré describiendo a medida que los vaya conociendo algo mas.
 
Y para que les voy a contar los clientes que no entran..., Al lado, hay una peluquería y  por los ventanales de la bodeguita, ayer cuando se asomó " esa persona" que no sabíamos si era hombre o mujer con un plástico negro volátil echado por los hombros, y la cabeza llena de bigudíes en color verde y naranja, con cigarro en mano,  pidiendo que le sirvieran un ballantines con coca cola, que como estamos en carnavales...,  de verdad que los que estábamos allí, nos miramos, y a mi solo se me ocurrió pensar que me encantaría conocer a Pedro Almodóvar y hablarle del sitio, porque seguro que se le ocurriría hacer una película y me jugaría, que tendría mucho éxito.
 
Deseando estoy que llegue la semana próxima para volver a compartir otro rato de mi vida con gente tan pintoresca, porque es toda una experiencia sociológica.
Rive Gauche

 

2 comentarios:

  1. Que pintoresco lo que compartes! un abrazo!

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  2. Buenas tardes y gracias por tu comentario. Es toda una vivencia compartir un rato allí.
    otro abrazo!

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